Primero, un emprendedor, según un artículo de Ernst & Young, se hace. Conociendo entonces que esto va más allá de los genes, hay oportunidad para ser un emprendedor también.
Un emprendedor tiene control de emociones; siempre, en las historias de éxito, puedes encontrar el punto en el que la serenidad jugó un papel importante para los fundadores y siempre brilla el emprendedor. En situaciones de fracaso y problemas debe tener la capacidad de pensar con detenimiento, sin presiones, pero rápido. En situaciones de éxito también es necesario tomarse ese “tiempo” para pensar más allá de la carga emocional que estará en cada nervio del cuerpo. Cuando todo el equipo esté celebrando sin control, él estará pensando qué sigue, qué más hacer y porqué.
Conformarse es una palabra que se borra al entrar al mundo emprendedor, se sustituye por arriesgar, mas no apostar cual si fuera azar. En la situación en la que muchos contestarían ¿Y si no funciona? El emprendedor sólo piensa los porqués de que sí funcione y además añade una fe amplia, alta en su proyecto. Además, el emprendedor sabe que la lógica que habita en su mente es distinta a la de la mayoría; la experiencia lo ayuda y conoce que cuando las personas le digan que no parece ser buena idea, tiene en realidad una oportunidad.
Otra característica del emprendedor es lo detallista en cualquier contexto. Dentro de cualquier conversación hay información útil que en ocasiones no se logra percibir, el emprendedor siempre está alerta. Grandes ideas, conceptos importantes de sus productos, vienen de una plática común, de la cual tomaron nota y pusieron a prueba.
Para terminar, un emprendedor encuentra lo que muchos no sabían que estaban buscando. Los obstáculos en ojos de otros, son en realidad oportunidades para un emprendedor. Su horario no es como la jornada laboral, su horario es continuo, sin descansos. Cansado o no, trabaja, piensa y busca qué pudiera hacerse mejor. Sabe que el fracaso está latente pero no piensa en él como una pared, simplemente es una posibilidad pero no le afecta, no lo perturba, lo que le preocupa es cómo hacer que funcione y no qué pasará si fracasa; y si fracasa, intenta de nuevo.
Un emprendedor no cree que quizá hay algo mejor por hacer, lo sabe.
Fuente: http://bit.ly/tBgMoF
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